sábado, 16 de abril de 2016

Carta de despedida

Querida Tesis,

Después de tres años juntas (sin contar cuando empezó nuestra relación mientras preparaba el proyecto para abordarte), hoy nos despedimos. A pesar de que las despedidas, generalmente, son tristes, hoy es uno de los días más felices para mí.

Debo confesar que fueron más las veces que te odié que las que te quise. Me hiciste renegar, pero también me llevaste a aprender muchísimas más cosas sobre comunicación que durante los cinco años de cursada. Me hiciste extender mis límites y también encontrar habilidades académicas y personales que desconocía. Hasta me llevaste al limbo tesista mientras te leían y ponían nota durante no sé cuántos meses, ya perdí la cuenta.

Aunque pasamos muchas cosas y mucho tiempo juntas, espero no nos encontremos por mucho más, no sos demasiado simpática. Pero seguro nos volveremos a ver cuando no pueda contenerme y comience estudios superiores y bue... vas a ser inevitable, nos vamos a volver a sentar juntas y nos vamos a tener que aceptar nuevamente.

Sos un estado que no muchos tienen la posibilidad de alcanzar, y menos de superar, pero, en el fondo, me alegra haberte conocido. Porque también me llevaste a conocer otras personas en mi misma situación, que compartíamos la misma angustia, ansiedades y consuelo. Pero, más allá de eso, me permitiste conocer personas muy inteligentes y, de otras que ya conocía, me diste la posibilidad de ver su apoyo hacía mí y que hoy se ponen tan contentos como yo de mi logro.

Hoy ya no me siento más 'tesis', voy a empezar a sentirme 'licenciada'.

FIN


miércoles, 20 de mayo de 2015

La prórroga y los '5 minutos más'


Hace unos días se me venció el plazo de dos años para la entrega de la tesis. Indefectiblemente tuve que solicitar una prórroga mandándole al director de la carrera la carta correspondiente, la cual me concedieron dos días después. Ahora tengo un año más de plazo. "¡Qué buena onda!", podría pensar. Pero, es un arma de doble filo... ¡Ojo!

Veinticuatro meses parecen más que suficientes para entregar un trabajo final de integración, si te ponés a pensar en los cinco años que te llevó leerte los cincuenta kilos de fotocopias que guardás en el placard. Aunque, quienes plantean el plazo no tienen en cuenta que uno no se encierra en una caja solamente a tipear, sino que en esos dos años puede pasar cualquier cosa. Qué mejor que ponerme de ejemplo: me mudé a otra ciudad, empecé un blog, me puse a trabajar, me casé (post aparte, de los copados!), me mudé dos veces de casa, me fui de vacaciones y mantengo en orden un hogar (sueno a vieja, lo sé, pero es así). O sea... ¿quién estableció ese límite de tiempo? ¿alguien se puso a hacer un sondeo para averiguar si la cantidad era suficiente?

Me alegra la idea de saber que tengo un tiempo extra para poder terminar la tesis y poder entregarla, pasados los dos años. Pero, igual, es como una trampa. ¿Viste cuando estás durmiendo, suena el despertador para levantarte, decís 'cinco minutos más' y te levantás a las dos de la tarde? Bueno, acá puede pasar lo mismo. Pedir un ratito más para poder terminar de escribir tooooodo eso que me falta, a pesar de todo el montón que ya tengo listo, es medio engañoso. Por un lado, podés pensar 'ya me falta poquito, la prórroga la pedí solamente para ser formal, pero en dos tazas de café la termino' o, por el otro, te podés llegar a relajar tanto con la idea de tener 365 días más que podés morir en el intento y terminás poniéndote al día con las treinta series que dejaste de ver para poder escribir la tesis. Todo eso te lleva a encontrarte un años después con las pantuflas puestas, los dedos todos salados de comer maní mientras mirabas House of Cards online y escribiendo un nuevo archivo de Word donde solicitás una nueva ampliación del plazo.

Todo depende de cómo te lo tomes, hay que pensarlo dos veces. Aunque le tomé cariño a la tesis, después de tanto tiempo juntas, no la aguanto más. Yo, por el momento, le estoy sacando viruta al teclado, ¡quiero sacarme el elefante de encima de una vez por todas! Además, ya se me está llenando el disco rígido de tantos archivos escritos, corregidos, re corregidos y revisados y versiones finales y sus subversiones. ¡Hay que terminar! Me voy a hacer la primera taza de café, ¿vendrá el final en la segunda? Veremos.

domingo, 5 de octubre de 2014

Tesis: un nuevo adverbio



Que la palabra tesis deje de ser sólo un sustantivo y también sea incluido como un adverbio, es lo que quiero. Que un solo término reúna todos esos sentimientos que me produce, me ahorraría mucho tiempo y muchas explicaciones.

Encontrarte con un ex compañero, amigo, familiar, conocido, ex profesor, extraterrestre, etc, y ponerte a charlar es genial. Pero todo cambia cuando te preguntan: "¿Y? ¿Ya te recibiste?" y tener que contestar: "No, casi. Estoy terminando mi tesis". ¡Si saben que estoy en el proceso...! Si ya la hubiera entregado y me hubiera recibido seguro se hubieran enterado porque hubiera sido la noticia del año. ¿Para qué me preguntan? ¿para hacerme sentir más angustia todavía?

Ya el hecho de decir que continuás, que todavía no la terminaste, te pone medio bajón. Una cosa es saberlo, otra peor es que te lo recuerden al tener que responder: "Ahí va, queriendo, ya falta menos. 'En cualquier momento la termino, eh.'" Y ya me agarra el bajón, me congestiono de las ganas de llorar que me agarran, se me nubla el día y me empieza a pesar la conciencia por estar charlando con esa persona en vez de estar tipeando mi próximo capítulo.

Por eso propongo que "tesis" deje de ser sólo un sustantivo para que también pueda ser considerado un adverbio, donde todos esos sentimientos que me genera pensar en ella, estén representados. Como un sustantivo colectivo, pero esta vez en adverbio. Cosa que cuando me pregunten: "¿Cómo estás?" Yo pueda responder simplemente "Tesis" y me entiendan. ¿Para qué voy a mentir? Y decir: "Todo bien, por suerte", si en realidad la tesis me baja completamente, eh! Entonces con esa respuesta, mi interlocutor ya sabe que: a) tiene que salir corriendo, b) tiene que cambiar de tema y hablar sobre alguno de mis parientes/amigos perdidos, o c) acompañarme en la angustia e invitarme un helado de chocolate con almendras.

Para los que se preguntan en qué instancia estoy, podría decirse que me resta un 30%. Nada mal. Pero se viene heavy, eso sí. Con un té se me pasa todo. Me voy a buscar mi taza.

viernes, 29 de agosto de 2014

No tendrás selfies


Las selfies son furor en las redes sociales y por todos lados es posible ver cómo la gente se contorsiona para tener una "autopic" (como la denominan muchos adolescentes) haciendo andá a saber qué y mostrarse al mundo o "ser copados". Incluso ahora el gancho de venta para ofrecer nuevos celus es tener tremendas cámaras frontales y hasta salieron unas cámaras compactas especiales para sacar selfies. Pero los tesistas no somos su mercado para todo eso. La vida tesística no es para nada atractiva, se los aseguro.

Ojalá tuviera encima la joda que tiene el flaco que apareció por todos lados hace poquito tratando de hacerse una selfie al lado de un tornado. O como esos que vuelan en parapente, esquían en Bariloche (ni te digo Aspen), corren maratones o se van de viaje por ahí. Si yo me saco una selfie tendría veinte mil apuntes detrás y la vista cansada de tanto leer y escribir. Si intentara hacer de esas que son para abajo y se ven las piernas, conocerían mis pantuflas (hace frío acá). ¿Qué puedo hacer que sea llamativo? ¿Una captura de pantalla del Word del momento? ESA SERÍA MI SELFIE. Pero no da, ¡es un bajón! Capaz que podría probar con la comida rica que disfruto de vez en cuando, pero no me ando sacando selfies porque queda de gorda. Tampoco da...

Si antes mis amigos me decían que era una mala onda porque tenía que preparar un final y ese finde no me juntaba, ni te digo cómo se me ríen en la cara cuando les digo que tengo que sí o sí terminar un capítulo de la tesis porque se me termina el plazo. ¿Para qué hacerme una selfie? Si la vida del tesista es lo más aburrido que puede haber. No es digno de documentar fotográficamente. Alta joda la mía, eh!

Menos mal que de vez en cuando me pongo el disfraz de persona cuasi normal y voy al cine para disimular mi desgracia tesística... mientras pienso en las categorías teóricas aplicables a la trama de la película. ¡Tremendo trauma! Y bue... ya llegará el momento en que esas categorías finalmente estén en el papel y sean entregadas a algún des-afortunado para que las corrija.

Me voy a poner las pantuflas, es hora de ponerme a escribir.

SONIDO DEL OBTURADOR: OFF

sábado, 16 de agosto de 2014

Residencia vs. Tesis


Ayer tuve mi colación de grado, pero sin mucha emoción porque recibí mi título intermedio, el de Técnica Universitaria. Entre los que también recibían sus diplomas estaban los egresados de la Facultad de Ingeniería, de Humanas y los de Medicina, que iban primero que los de Sociales. Justo en ese momento, mientras recibían la titulación los que me antecedían, me puse a meditar: ¿Por qué los comunicólogos no tenemos residencias en vez de tener que escribir una tesis?

Tal vez me equivoco porque no soy médica, ni tengo parientes que lo sean y mis amigos son gente que no hace guardias, poro no debe ser muy difícil entender en qué consisten las residencias que tienen que hacer los futuros (mal denominados) docs para finalmente tener su matrícula. Lo más cerca que logré estar del personal que se dedica al cuidado de la salud fue una compañera de pensión que tuve durante los primeros años de Facultad que estaba haciendo sus residencias en una veterinaria. Es válido porque también estudió medicina, animal pero medicina al fin. Le faltaban sus prácticas y ya tenía su título. Iba a la veterinaria, atendía a las mascotas (a veces revisaba al león del zoológico, ¡ojo!) y listo. Después de tantos años de libros y de todos los finales rendidos se supone que tenés la capacidad para resolver las situaciones que se te presentan en el ámbito "casi" laboral. ¡En comunicación tendría que ser lo mismo!

A ver...estudiando Comunicación Institucional, el futuro laboral que me espera supone situaciones de comunicación que voy a tener que resolver, donde voy a "atender" a la institución según sus síntomas y voy a tratar de "curar" y resolver lo que se presente. Entonces, si, supongamos, estoy haciendo mis residencias en "Disney World" y veo que Mickey y Walt no se entienden, elaboro una estrategia de communication para ello. Si veo que, implementándola, Walt y Mickey empiezan a entenderse, ¡ya está! ¡El paciente sigue vivo! Lo veo yo, lo ven Donald, Minnie y Mulán, y Walt y Mickey me lo super agradecen, ¡realmente funcionó! Creo que no es necesario escribir un Manifiesto para certificarlo. Eso debería reflejar que los 5 años de carrera no fueron en vano y soy capaz de enfrentar conflictos de comunicación. ¡Hello!

Tal vez dentro de 500 años las certificaciones de Comunicólogo lleguen después de unas residencias, en vez de tener que esperar a terminar de escribir una tesis. No lo sé... Por el momento no puedo esperar 501 años. Además, ya estoy bastante avanzada como para que me cambien las reglas de juego y me digan: "No escribas más, Paulita, que tenés que ir a hacer residencias y lo que escribiste no va más", me tiro en la vía del tren nuevo que va hasta Gardey, fueeeeeeeeeeeeeeee!!

El certificado de Licenciada parece que va a tener que esperar un par de posts más, pero va queriendo. Me voy a seguir con alguno de los 24 documentos de Word que tengo minimizados en la barra de inicio. Bye.



sábado, 19 de julio de 2014

Vacaciones: sinónimo de Tesis intensa


Están todos on fire porque empezaron las vacaciones de invierno y repiten a cuanta persona ven: "¡Felices vacaciones!". Pero, ¿de qué me están hablando? No sé, no entiendo a qué se refieren. El tesista es tesista siempre. La tesis no admite descanso ni distracciones hasta el día que sea entregada. ¡Que sea yaaaaa!

Todos están preparando los bolsos para ir a visitar a los parientes a otras ciudades o para escapar de ellos a lugares remotos. Se están imaginando la manera desorbitante en la que van a dormir, hacer zapping y mirar películas, aunque sean las de Telefé... Pero eso sólo sucede en la vida real, en la de la gente afortunadamente normal. Pero los tesistas somos casi de otra especie, porque nos encontramos continuamente pensando en la metodología de nuestro proyecto de investigación, en esa palabra que no incluimos en los avances que le mandamos a nuestro director o, incluso, en la incesante espera de sus devoluciones. Y las vacaciones de invierno no califican como excusa para abandonar nuestro lugar. De hecho, creo que es una motivación para que nuestra situación se intensifique. Por supuesto que durante estas dos semanas no se para el mundo como pretexto de inspiración, ya pasó el Mundial que paralizó el país y no sentí ninguna motivación a escribir. Por lo tanto, sólo se mueve más lentamente y a nosotros nos parece que es el momento indicado para ponernos a escribir a full, cuando en realidad siempre fue el momento indicado, durante días hábiles y fines de semana, pero es lo que queremos creer.

¿Y si funciona? En realidad, no sé si va a funcionar, pero voy a poner lo mejor de mí, obvio. Capaz que el tiempo libre que disfrutan los otros me lleva por el mal camino de la imitación y decido irracionalmente "tomarme una semana", pero lo dudo. No es que no quiera, lo deseo con todo mi corazón, como un frasco de kilo y medio de Nutella, pero mi carácter de tesista no me lo permitiría. Y menos mi director, quien justamente ayer me mandó veinte mil correcciones que debo hacerle a los avances que le mandé, así que no voy a poder escapar. De hecho, todas las indicaciones en color me motivan, porque, en cierto modo, tengo cosas que están bien y otras que necesitan revisarse. Lo que significa que estoy un casillero más cerca de la meta: terminar la tesis y entregarla, y por fin retomar el sentido que solían tener LAS VACACIONES.

Me parece que el frío me van a mantener adentro de casa entre los apuntes y la compu. Así que no voy a tener excusa para ponerme a escribir... y de tomar chocolate con churros, ¡si no, no se puede!


sábado, 10 de mayo de 2014

Tres (no) son multitud


El otro día me encontré con una amiga, que también está terminando su carrera pero en otra Universidad, y, entre las cosas que me preguntó para ponerse al día de mi estado general, sonó la típica frase: "¿Cómo vas con la tesis?". Respondí algo así como: "¡Re bien! Avanzando de a poco, pero bien. Contenta", a lo que siguió: "¿Con cuántos la hacés? Porque a nosotros nos permiten un grupo de hasta tres personas para hacerla". ¡PLOP!

Si nos ponemos a pensar en cuestiones metodológicas, hacer un Trabajo Final de Integración (me tengo que meter ese término en la cabeza y sacarme tesis, según mi director) de manera grupal, sería más acertado que hacerlo individualmente. En el mundo laboral, ¿trabajamos solos? No, generalmente en equipo o, mínimo, junto a alguien más. ¿Cómo voy a ser capaz de crear un producto junto a mi cliente si lo último que me enseñaron y tuve que hacer en la Facultad fue un Trabajo individual? "No, señor, no me diga cómo le gustaría que su negocio fuera percibido frente a su público meta, porque yo voy a hacer lo que yo quiera, solita solita. Lero lero."

Si fuéramos dos o tres alrededor de un mismo tema, habría conclusiones más ricas, por el intercambio de ideas y la construcción de narraciones, observaciones y respuestas alternativas, debido a los múltiples puntos de vista disponibles. Además, estoy transitando el final de una carrera social, entonces ¡qué mejor que motivar la interacción y las relaciones interpersonales! Pero, principalmente y más que nada en el mundo, me entusiasma enormemente la idea porque me da muchísima fiaca ir hasta la panadería a buscar algo para acompañar el mate tesitero y, si somos varios trabajando, siempre le va a tocar a alguno diferente comprar las facturas para despertar las neuronas y enchastrar las fotocopias. Dicen que: "Apunte con mate es un apunte leído (y yo le agrego) y bien trabajado."

Finalmente, y para cerrar la cuestión que abordará mi próxima carta a ser elevada al Rectorado respecto de los múltiples autores de una misma tesis, cito las sabias palabras de un docente de la Facultad de Ciencias Sociales: "Las cosas más divertidas se hacen de a tres".

¿Por qué el TFI tiene que ser aburrido? Creo que no.